junio 09, 2006


Quiero ser una pulga para poder elegir si me tomo un perro o me voy saltando por ahí, entre las florcitas silvestres que a veces crecen en el pasto reseco, amarillo y contaminado de las plazas. Y no es que los canes no me gusten, lo que sucede es que los hay en todas sus variedades y la verdad que a éste no puedo sujetarlo con ninguna correa. Con NINGUNA.
Lo más trágico del asunto es que creo que los dueños le ponen talco antipulgas!!!! Y cuando decido subirme a su oreja, a su cuello o a su pata izquierda trasera, atontada y un poco mareada por el efecto tóxico, me desplomo. Hasta que, luego de recuperar la conciencia (porque aunque no lo crean, las pulgas tenemos conciencia y generalmente, ocupa más espacio que nuestro cuerpecito...), doy el salto más alto de mi corta trayectoria y decido probar con un gato. Dicen las pulgas más sabias de la dinastía que son animalitos más interesantes pero más peligrosos. A mí no me importa porque siempre soñé con tener los ojos celestes de Uma, una gata siamesa porteña que conozco hace un par de años.
PD1: que mueran los que nos amaestran.
PD2: las garrapatas, aparte de darme asco, nos desprestigian.

Comments:
yo quiero un talco anti perros!! me siguen por doquier...uno de ellos llegará a las 3:30, a ver si le das una buena mordida de mi parte.
 
Muy bueno, me gustó
Saludos
 
Buenísimo, me encantan los cuentos de pulgas.
 
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