junio 22, 2006


Ayer estaba aburrida así que preparé mi mochila (esta vez llevé pantalla total y los infaltables anteojos negros) y decidí irme de viaje. Y bueno sucedió que entre salto y salto terminé en el norte de Potosí. Se podrán imaginar que tuve la oportunidad de apreciar montañas rojas, montañas verdes, montañas marrones, montañas grises y un cielo tan celeste y límpido como los ojos de Uma, la gata siamesa.

Salté por aquí, salté por allá y por más allá. Menos mal que salté porque hacía tanto frío que ni siquiera mi abriguito de polar fucsia y mi bufanda violeta hubieran sido suficientes.

Brinqué como desquiciada. No podía dejar de asombrarme ver tanta inmensidad. Y sí debo confesar que me sentí una pulga (ya sé, ya sé, soy una pulga...)

La cosa es que salté tanto que quedé con la lengua como bufanda. Entonces decidí hacer un stop en mi travesía y descansar un rato para tomar agua del río que no estuviera congelada y comer algo pero al revisar en mi mochila me di cuenta que no había llevado ningún alimento, así que en un arranque de desesperación lloré durante 3 minutos, luego suspiré angustiadamente y me quedé sentada esperando que pasara algún humano, un perro, un auto o un ómnibus (pasaban ovejas y llamas a montones pero después de la traumática experiencia de quedar atrapada entre los rulos de una oveja blanca me volví claustrofóbica, así que ni ebria me subo a uno de esos animales con pelos tan largos...) para seguir viaje.

De repente desde lejos se aproximaba una camioneta azul, calculé distancia y tiempo y zas! De un brinco, me infiltré en el interior del rodado y me ubiqué justo detrás del vidrio delantero con el único fin de tener un buen panorama. Mientras avanzábamos (digo “avanzábamos” porque dentro del vehículo iban 4 humanos conmigo), comencé a ver que el camino (que parecía la superficie lunar por la cantidad de cráteres con los que contaba) brillaba cada dos por tres. Y ahí fue cuando me enamoré de cada uno de los destellos que veía aparecer en la ruta. Eran miles. Y todos refulgían para mí, sólo para mí. La emoción era tan grande e indescriptible que mi corazoncito se detuvo por unos minutos...Y mientras tanto en la radio se escuchaba “De vez en cuando la vida”...

PDa: ayer fui una de las pulgas más felices de mi estirpe...
PDb: “y está tan bonita que da gusto verla...”

Comments:
que cool te ves che!
y que envidia esos cerros de colores, aca todo es verde mierda...disculpa, lo vulgar llegó con el año nuevo
 
Para pasar el rato mas agradable me voy de viaje co un par de mis socias Gordas y borrachas a comer y beber a Bs As...es bueno arrancarse de vez en cuando...


beso

G.
http://gordasyborrachas.blogspot.com
 
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