diciembre 20, 2006


Una conversación entre mi tomate y los Shisas:
"A mí no me va la filosofía Zen", dijo el tomate
"Y a nosotros no nos gusta mostrar los dientes. Ni hablar de la carne", respondieron los leones mitológicos.

Cosas de bichos. Bichos raros.


diciembre 14, 2006


diciembre 08, 2006

Y sí. A veces sucede.


"A veces me desdoblo y me digo al oído:
'¡Qué bueno respirar, sentirte vivo!
¡Qué bueno que te cruces por mi camino!'.
Rodeado de un espejo circular,
soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.

¡Qué grato es encontrarme vaya donde vaya!
Por más que me cuento mis chistes
siempre me hacen gracia.
Si me voy, si me duermo, la vida se apaga.
¡Qué potra saber que siempre me seré fiel!
¡Qué suerte desde un principio caerme tan bien!"

Ismael Serrano


diciembre 07, 2006

Yo quiero vivir en un árbol.


"El pueblo de Titlipur habia crecido a la sombra de un inmenso baniano, único monarca que con sus múltiples raíces, reinaba en una extension de más de medio kilómetro de diámetro. Por estas fechas el árbol se había metido en el pueblo, y el pueblo en el árbol, de tal manera que era imposible distinguirlos.
Algunas zonas del árbol eran escondite de enamorados, y otras, gallineros. Los campesinos más pobres habían construido toscos refugios en los ángulos de ramas gruesas y vivían entre el denso follaje. Había ramas que hacían las veces de viaductos para cruzar el pueblo, con las lianas se hacían columpios para los niños, y en los sitios en los que el árbol se inclinaba hacia el suelo, sus hojas formaban el tejado de más de más de un albergue que parecía colgar de la espesura como el nido de un pájaro tejedor.
Cuando se reunía el panchayat del pueblo, sus miembros se sentaban en la rama más gruesa. Los vecinos acostumbraban a referirse al árbol con el nombre del pueblo y a llamar al pueblo, simplemente, "el árbol". Los moradores no humanos del baniano- hormigas, ardillas, búhos- eran tratados con el respeto debido a conciudadanos. Sólo de las mariposas se hacía caso omiso, como si fueran ilusiones que se hubieran revelado vanas hacía tiempo".

Salman Rushdie. Los versos satánicos.

diciembre 06, 2006


"Casi siempre los seres humanos tenían un olor insignificante o detestable. El de los niños era insulso, el de los hombres consistía en orina, sudor fuerte y queso, el de las mujeres, en grasa rancia y pescado podrido. Todos sus olores carecían de interés y eran repugnantes... y por ello ahora ocurrió que Grenouille, por primera vez en su vida, desconfió de su nariz y tuvo que acudir a la ayuda visual para creer lo que olía. La confusión de sus sentidos no duró mucho; en realidad, necesitó sólo un momento para cerciorarse ópticamente y entregarse de nuevo, sin reservas, a las percepciones de su sentido del olfato. Ahora "olía" que ella era un ser humano, olía el sudor de sus axilas, la grasa de sus cabellos, el olor a pescado de su sexo, y lo olía con el mayor placer. Su sudor era tan fresco como la brisa marina, el sebo de sus cabellos, tan dulce como el aceite de nuez, su sexo olía como un ramo de nenúfares, su piel, como la flor de albaricoque... y la combinación de estos elementos producía un perfume tan rico, tan equilibrado, tan fascinante, que todo cuanto Grenouille había olido hasta entonces en perfumes, todos los edificios odoríferos que había creado en su imaginación, se le antojaron de repente una mera insensatez. Centenares de miles de fragancias parecieron perder todo su valor ante esta fragancia determinada. Se trataba del principio supremo, del modelo según el cual debía clasificar todos los demás. Era la belleza pura."

Patrick Süskind. El Perfume.


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